aunque no me iluminarán tus ojos nunca más
como aquel día, aquella noche, aquel perigeo
sé que acabaré olvidando tanta luz
tanto reflejo, tanto brillo, tanto despertar
sé que pasará de largo esta tormenta
que solo moja la tierra de mi corazón
donde creciste tantas veces junto a mi sombra
junto a mis besos, y los sueños y las ganas
de compartir mil noches como esta
tus labios y mis yemas, mi mejilla y tu lengua
locos que se enamoran de la luna llena
pobres que lo hacen de ojos hechos de luz
en frías noches de primavera.
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