veo morir el otoño en tus ojos
mientras, con cada lágrima,
riegas este puñado de flores secas
se mojan recuerdos,
se hinchan las penas
y no hay arcoiris
ni caracoles en la hierba
la silla cruje
la tarde sale corriendo
suena el final de una canción
no hay nadie que seque mi cabello
y descubro que eres tú
el único fantasma,
que conozco,
que se muere de miedo
cuando llega, como cada año,
el invierno
no hay casa, no hay hijos ni perro...